-
Llena tu
vida de cosas buenas. Y para mí eso son, básicamente, más y mejores
relaciones con las personas. A eso es a lo que me estoy dedicando la mayor
parte de mi tiempo ahora.
-
Cuídate
como te cuidarías si tu hijo estuviera aquí. Eso me supone un gran
esfuerzo, en cositas pequeñas, cada día. Pero sentir que no lo hago sola me
ayuda mucho.
-
Piensa en
cómo te gustaría que fuese el mundo si tu bebé viviera en él. Esto me hace
recordar mi trabajo: enseñar. Aunque he tenido que dejar las clases temporalmente,
mi objetivo ahora mismo es volver a enseñar. Esta herida es no sólo una razón
más para dedicar mi vida a la pedagogía, sino algo que me acompañará al enseñar,
también.
La herida te hace más compasiva, más realista, más capaz de acoger, en definitiva mejor maestra, mejor amiga, más fuerte... porque has decidido transformar el dolor en amor. ¡Gracias!
ResponderEliminar