martes, 31 de mayo de 2016


 Hace mucho que no escribo, porque no quería escribir más sobre mi dolor. Ya está claro, creo que eso ya ha quedado claro. Pero sí quiero hablar de tres cosas que me dijeron y que me han ayudado (y me están ayudando) mucho:

-       Llena tu vida de cosas buenas. Y para mí eso son, básicamente, más y mejores relaciones con las personas. A eso es a lo que me estoy dedicando la mayor parte de mi tiempo ahora.

-       Cuídate como te cuidarías si tu hijo estuviera aquí. Eso me supone un gran esfuerzo, en cositas pequeñas, cada día. Pero sentir que no lo hago sola me ayuda mucho.


-       Piensa en cómo te gustaría que fuese el mundo si tu bebé viviera en él. Esto me hace recordar mi trabajo: enseñar. Aunque he tenido que dejar las clases temporalmente, mi objetivo ahora mismo es volver a enseñar. Esta herida es no sólo una razón más para dedicar mi vida a la pedagogía, sino algo que me acompañará al enseñar, también.


1 comentario:

  1. La herida te hace más compasiva, más realista, más capaz de acoger, en definitiva mejor maestra, mejor amiga, más fuerte... porque has decidido transformar el dolor en amor. ¡Gracias!

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